La lucha por la vida es una de las constantes de los seres vivos.
Todos los seres concretos históricos, espaciotemporales (sean
estrellas o peces, nubes o montañas) están limitados en el espacio y el
tiempo.
sólo al hombre le es dada esta cualidad consistente
en saber apreciar el mundo
del valor, en este caso, el
respeto a la vida y a la muerte.
Los seres humanos no somos iguales a los demás seres vivos, pero
compartimos con ellos los mismos derechos naturales.
El respeto a la vida, en cualquiera de sus
manifestaciones, tiene que ser un respeto activo,
es decir, elegido y practicado libremente por el
individuo, y no un respeto pasivo, impuesto por
una autoridad externa, donde el individuo sólo
tome conciencia de su valía, pero no haga nada
para perpetuarlo.
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