La humanidad es tanto origen como destino común
de los seres humanos en el planeta tierra. C
Se ha dicho una y otra vez, que el hombre
posee dos naturalezas: la primera referida a los
condicionamientos biológicos que comparte con la
especie animal, la segunda está relacionada con la
cultura.
la humanidad se concibe como la relación interdependiente
entre el hombre como individuo singular, las sociedades históricas y la
especie animal a las que pertenece.
Dada las actuales condiciones de amenaza creciente de su supervivencia
en la tierra, la humanidad ha dejado de ser una idea abstracta y
vacía de contenido, vinculada directamente con las visiones apocalípticas
del fin del mundo, sean éstas filosóficas o religiosas, para convertirse
en una idea concreta, hoy más que nunca relacionada con los intereses
vitales del “ciudadano terrestre”.
La humanidad ha dejado de ser una noción abstracta: es una realidad
vital ya que desde ahora está amenazada de muerte por primera
vez.
La conciencia de esta “comunidad de destino” de que nos habla
Morin, sólo será posible si el hombre en tanto individuo, sociedad y
especie humana, es capaz de respetar esta tercera condición humana
que es la humanidad.
sólo podremos salvar a la humanidad de
sus propios instintos e impulsos de autodestrucción, anteponiendo el
respeto de todas las formas civilizadas de la existencia humana a la barbarie,
a la guerra y a las actitudes y acciones imperialistas que actualmente
caracterizan a las tendencias deshumanizantes en el mundo.
una ética universalmente válida para la humanidad como un
todo, lo cual no significa que precisemos de una ética susceptible
de prescribir, para todos los individuos o para todas las modalidades
de vida sociocultural diversos, un estilo uniforme de buena
vida.
El respeto a la humanidad ha de significar, por tanto, la lucha
cotidiana de hombres y mujeres en el mundo por la dignificación de
la libertad y la dignidad humanas; respeto entendido como forma de
reconocimiento de esta humana condición del hombre que consiste en
su propia búsqueda de autotrascendencia, para convertirse al mismo
tiempo, en un ser cada vez más universalizable
Para que este tipo de respeto y amor a la humanidad sea posible,
se demanda del “ciudadano terrestre” el cultivo de una actitud radical,
en donde, como sostiene Marx, “ser radical es atacar el problema por
la raíz. Y la raíz para el hombre es el hombre mismo”.
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